18 de diciembre de 2012

Una súplica desesperada de justicia y libertad

Una súplica desesperada de justicia y libertad
[18-12-2012]
Dania Virgen García
Cuba por Dentro

(www.miscelaneasdecuba.net).- Miles de condenados a lo largo y ancho de
la Isla acuden a las huelga de hambre cada año como única vía de exigir
que se respeten sus derechos como seres humanos.

La gran mayoría de los que se lanzan a las huelgas hambre lo hacen
conscientes de arriesgar sus vidas en el intento. Lo hacen como única
salida para reclamar justicia y transparencia ante procesos legales
manipulados que demuestran la ausencia total de garantía en la
legislación procesal penal, y que ponen en evidencia el contradictorio
sentido de justicia de los tribunales populares y provinciales,
comprometidos con los órganos represivos al servicio del régimen.

La policía, la fiscalía y los tribunales conforman una maquinaria de
destrucción masiva: juicios manipulados, procesos amañados, han sido
constantes por más de medio siglo.

A todo esto hay que agregarle las excesivas sanciones, condenas que
oscilan entre los 20 y 30 años hasta las cadenas perpetuas por delitos
de mínima severidad, en su mayoría en delitos no probados. Las
condenadas son aplicadas a manera de escarmiento.

A estos tratos inhumanos no están sometidos los corruptos del MININT,
los Cuellos Blancos, sancionados por delitos económicos, que son
amparados por la policía, la fiscalía, y los tribunales.

Muchísimos presos carecen de recursos para contratar un abogado y los
que logran contratarlos terminan defraudados, producto de la
incompetencia y la carencia de respeto ante los letrados.

En Cuba los abogados carecen de autoridad y prestigio. Pocos logran
darse el lujo de ganar un proceso y cuando lo logran es mediante el
lucro y la corrupción.

Tal es así que a las cárceles son enviados los pobres, y
mayoritariamente los más marginados de la sociedad civil, mientras que
los corruptos continúan malversando con impunidad.

Los condenados que acuden a las huelgas de hambre dentro de las
cárceles, y en una unidad de instrucción policial se enfrentan a las
torturas más crueles y los más infernales maltratos físicos que puede
soportar un ser humano.

Para el MININT y su fuerza de represión la huelga no es un derecho sino
una indisciplina grave que debe ser reprimida con severidad, por eso los
huelguistas son enviados a las celdas de castigo donde priman el
aislamiento y el abandono legal. A medida que pasan los días, las
autoridades carcelarias los torturan físicamente, los privan de cama,
colchón, agua potable, ropa, y hasta le niegan la asistencia médica, no
importándole los que les pueda pasar.

En los casos que continúan la huelga y soportan las torturas, son
enviados a otras prisiones donde el rigor y los tratos crueles son más
fuertes.

Según refiere el reo Jorge Alberto Liriano Linares, de Kilo 7, provincia
de Camagüey, los presos de esa prisión son enviados a la famosa tapiada
de la prisión de máxima severidad Kilo 8, donde estuvo una vez el martir
Orlando Zapata Tamayo. Allí los huelguistas son golpeados salvajemente,
torturados, esposados a las rejas a un metro del piso por espacio de
muchos días. Esta prisión y otras del país, cuentan con especialistas en
torturas del MININT.

A veces las víctimas son hospitalizadas cuando les quedan escasas
posibilidades de sobrevivir y entonces los médicos realizan su trabajo
sin oponerse.

Lo más doloroso es que la máxima dirección del país tiene mucho de
culpabilidad ante este fenómeno de las huelgas de hambre a las que se
lanzan miles de cubanos presos en una súplica desesperada por la
justicia y la libertad.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=38021

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