27 de agosto de 2009

Cuba fue el mejor regalo recibido en mi juventud, amo aquel país tanto como al mío

«Cuba fue el mejor regalo recibido en mi juventud, amo aquel país tanto
como al mío»
«La Gran Enciclopedia Asturiana sigue siendo una fuente de consulta casi
imprescindible en el inicio del siglo XXI»
Oviedo, M. S. MARQUÉS

José Antonio Mases dejó Cabranes en su juventud para iniciar un periplo
cultural y viajero que lo devuelve hoy a sus orígenes para recibir el
agradecimiento de vecinos y amigos. Escritor, editor y ensayista, Mases,
que adoptó el nombre de su lugar de nacimiento como propio, será
homenajeado mañana por su constante trabajo de búsqueda y difusión de la
historia y la cultura asturianas.

-El homenaje que le otorgan sus vecinos de Cabranes echa por tierra lo
de que nadie es profeta en su tierra.

-A partir de hoy me siento en deuda con Cabranes. Tanto el Ayuntamiento
como la Asociación Cultural Incós han sido extremadamente generosos
conmigo. Y, naturalmente, no excluyo de mi agradecimiento a los
excelentes amigos que intervendrán en el acto, ni a los vecinos que me
acompañarán.

-Su trayectoria estuvo marcada por dos vocaciones: la literaria y la
asturianista ¿compaginarlas fue un acierto?

-No lo sé. Por mi parte, sólo hubo buena intención. La apreciación
verdaderamente autorizada sobre mi obra incumbe a los demás.

-¿Cómo recuerda su estancia de varios años en Cuba?

-Ha tocado usted mi fibra más sensible. Cuba ha sido el mejor regalo
recibido en mi juventud. Amo aquel país tanto como al mío, y sólo
lamento que el destino de aquella tierra prodigiosa haya estado
condicionado a la dominación y la rapiña sin escrúpulos, como ocurrió en
otros tiempos, y que hoy lo esté a la arbitrariedad de un caudillaje tan
anacrónico y espurio como el que gobierna la Isla desde hace medio siglo.

-Allí conoció a Hemingway y a Cabrera Infante. ¿Qué significó ese
descubrimiento para un escritor incipiente como era usted?

-Una bocanada de aire fresco. Yo había dejado en España una dictadura
que nos adoctrinaba sobre lo que debíamos pensar, leer y escribir. En
Cuba encontré la libertad que nunca había conocido, e incluso bajo el
Gobierno corrupto de Batista, pude ver en La Habana, por vez primera,
películas como «El acorazado Potemkin», de Einsestein, o «La madre», de
Pudovkin, y leer la obra proscrita de los españoles desterrados. Conocí
a Hemingway, es cierto, y me concedió una entrevista para un periódico
asturiano. A Guillermo Cabrera Infante lo traté más de cerca: era
entonces el crítico de cine del semanario «Carteles», que dirigía un
periodista y excelente escritor gijonés, Antonio Ortega, quien me brindó
la oportunidad de colaborar en su revista. Cabrera no había escrito
todavía lo mejor de su obra, la que publicó más tarde en su amargo
exilio londinense. Por cierto, los tres (Ortega, Cabrera y yo) salimos
de Cuba el mismo año del «desencanto»: 1960.

-El régimen castrista concita amores y odios, ¿qué valoración hace hoy
de aquella revolución?

-Mi libro «Los padrenuestros y el fusil», de 1964, es abiertamente
procastrista, puesto que su acción transcurre durante el tiempo en el
que se gestaba en Sierra Maestra la revolución del 26 de julio, cuando
todos, cubanos y extranjeros, deseábamos la regeneración justiciera,
purificadora y «humanista» que propugnaba Fidel. El rumbo que fue
tomando la revolución supuso un fraude ante quienes defendíamos los
primeros postulados castristas. De aquella hazaña romántica que nos
encandiló a los jóvenes de entonces, no queda nada, salvo los escombros
de una impostura, en la que, por cierto, también los Estados Unidos
tienen su parte de responsabilidad.

-¿Participar en el proyecto de la «Gran Enciclopedia Asturiana» fue uno
de sus mayores aciertos?

-Analizada ahora, casi a los cuarenta años de su materialización, la
«Gran Enciclopedia Asturiana» me parece una obra útil, a pesar de las
posibles impurezas de su contenido y de su inevitable envejecimiento.
Hemos sido pioneros en este tipo de obras regionales, y Cañada y
Castañón, si vivieran, se sentirían orgullosos al constatar que nuestra
Enciclopedia continúa siendo una casi imprescindible fuente de consulta
en los albores del siglo XXI. Yo también me siento satisfecho de haber
contribuido a ello.

-¿Como editor, ¿de qué está más orgulloso?

-La «Gran Enciclopedia Asturiana» no fue editada por mí, sino por
Silverio Cañada. Yo fui el promotor de la obra y su codirector,
conjuntamente con Cañada y Luciano Castañón. Por otra parte, me siento
complacido respecto al fondo que edité en Ayalga, particularmente con la
Colección Popular Asturiana, integrada por libros de bolsillo. Tanto el
formato como el enfoque temático de la colección nunca se habían
abordado en Asturias.

-Quienes lo conocen dicen que «El Palenque» es su obra más querida. ¿Es
difícil elegir cuando se tiene una producción tan amplia y variada como
la suya?

-Carece de importancia el hecho de que «El Palenque» pueda ser la obra
preferida por mí. Lo que realmente me importa, y además agradezco, es
que esta novela sea la más querida por los demás.

-¿Qué le gustaría haber hecho que no ha podido ser?

-No cambiaría absolutamente nada de lo hecho hasta ahora, porque hasta
los errores me han enseñado. Soy lo que he querido ser.

-Dígame el nombre de algún asturiano, vivo o muerto, al que admire por
su labor.

-Podría citar a Clarín, pero también me acordaría de un olvidado
artesano de la madera que vivía en mi pueblo y ejecutaba auténticas
obras maestras sin más ilustración que su aptitud natural. Analfabeto y
afectado de perlesía, Lisardo era un artista.

-¿Qué destaca de «Confesión laica desde la última vuelta del camino»?

-El título que he elegido para mi intervención en el acto de hoy en
Torazo puede denotar cierto cariz elegiaco, pero no pretendo mostrarme
tan fatalista. Se trata, evidentemente, de un recurso literario mediante
el cual afronto la realidad de que los tramos o etapas de mi vida están
prácticamente recorridos. Pero hago todo lo que puedo para ir avanzando
lo más morosamente posible por un trayecto final lleno aún de proyectos.
En cuanto al laicismo a que se refiere el enunciado, sólo pretende
sugerir que voy a hablar públicamente de mi peripecia vital, al margen
de cualquier connotación religiosa, es decir, sin revelaciones o
testimonios secretos.

La Nueva España - Diario Independiente de Asturias - Sociedad - «Cuba
fue el mejor regalo recibido en mi juventud, amo aquel país tanto como
al mío» (27 August 2009)
http://www.lne.es/sociedad-cultura/2009/08/27/sociedad-cuba-mejor-regalo-recibido-juventud-pais/800527.html

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